domingo, 25 de noviembre de 2007

UMBERTO ECO

Aquí falta un Garganta Profunda
Por Umberto Eco
Como es sabido, sobre el 11 de septiembre circulan muchas teorías de la conspiración. Hay teorías extremas (que se encuentran en sitios fundamentalistas árabes o neonazis) según las cuales habría un complot organizado por los judíos, y a todos los judíos que trabajaban en las dos torres se les habría avisado el día antes de que no se presentaran al trabajo -mientras que se sabe que unos 400 ciudadanos israelíes o judíos norteamericanos figuraban entre las víctimas-; hay teorías anti Bush, según las cuales el atentado lo habrían organizado para poder invadir sucesivamente Afganistán e Irak; hay teorías que atribuyen el hecho a distintos servicios secretos norteamericanos más o menos desviados; está la teoría de que la conjura era de corte fundamentalista islámico pero el gobierno estadounidense conocía los detalles por adelantado, y dejó que las cosas siguieran su curso para tener después el pretexto para atacar Afganistán e Irak (un poco como se dijo de Roosevelt, que sabía del ataque inminente a Pearl Harbour pero no hizo nada para poner a salvo su flota porque necesitaba un pretexto para empezar la guerra contra Japón), y está, por último, la teoría según la cual el ataque se debió a los fundamentalistas de Ben Laden, pero las autoridades encargadas de la defensa del territorio estadounidense reaccionaron mal y con retraso, dando prueba de una espantosa incompetencia.
En todos estos casos, los partidarios de por lo menos una de estas conspiraciones consideran que la reconstrucción oficial de los hechos es falsa, fullera y pueril. Los que quieran hacerse una idea sobre estas distintas teorías de la conspiración pueden leer el libro que han escrito Giulietto Chiesa y Roberto Vignoli, Zero. Perche la versione ufficiale sull 11/9 e un falso ("Cero. Por qué la versión oficial sobre el 11-S es falsa"). Y los que quieran ver la otra cara de la moneda, pueden darle las gracias a la misma editorial, Piemme, porque con admirable ecuanimidad ha publicado un libro contra las teorías, 11/9. La cospirazione impossibile ("11-S. La conspiración imposible"), de Massimo Polidoro. En mi caso, ya que considero que nuestro mundo nació por azar, tampoco tengo dificultades en admitir que la mayor parte de los acontecimientos que lo han atormentado en el curso de los milenios desde la guerra de Troya hasta nuestros días son el resultado del azar o de la coincidencia de varias estupideces. Por lo tanto, ya sea por naturaleza, por escepticismo o por prudencia, yo tiendo siempre a dudar de cualquier complot, porque considero que mis semejantes son demasiado estúpidos como para concebir uno perfectamente. Esto lo digo aunque, por razones sin duda anímicas y por un impulso incoercible, me siento propenso a considerar a Bush y a su administración capaces de todo. No entro (también por razones de espacio) en los detalles de los argumentos usados por los partidarios de ambas tesis, que pueden parecer todos ellos convincentes. Simplemente apelo a lo que llamo la "prueba del silencio". Podemos usar, por ejemplo, la prueba del silencio contra los que insinúan que el desembarco norteamericano en la Luna es una falsificación televisiva. Si el vehículo espacial norteamericano no hubiera llegado a la Luna, había alguien que tenía la capacidad de controlarlo y tenía todo el interés en decirlo y eran los soviéticos; si, por lo tanto, los soviéticos se callaron, ahí tenemos la prueba de que los norteamericanos llegaron de verdad a la Luna. Punto redondo. Por lo que atañe a conspiraciones y secretos, la experiencia (también histórica) nos dice que: 1) si hay un secreto, aunque lo conozca una sola persona, esa persona, quizá en la cama con su amante, antes o después lo revelará (sólo los masones ingenuos y los adeptos de algún rito templario creen que hay un secreto que permanece inviolado); 2) si hay un secreto, habrá siempre una suma adecuada por la que alguien estará dispuesto a revelarlo. Ahora bien, para organizar un falso atentado contra las dos torres (para minarlas, para avisar a las fuerzas aéreas de que no intervinieran, para esconder pruebas embarazosas, etc, etc), habría hecho falta la colaboración, si no de miles, por lo menos de cientos de personas. Las personas empleadas para estos menesteres no suelen ser caballeros, y es imposible que al menos uno de ellos no haya cantado por una suma adecuada. En fin, que en esta historia falta un Garganta Profunda.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Hombre, alguién que desconfia de Bush que no se traga las teorías de conspiración!
¡La sensatez cabe en cualquier sitio!

Anónimo dijo...

1) si hay un secreto, aunque lo conozca una sola persona, esa persona, quizá en la cama con su amante, antes o después lo revelará

Cuando los desaparecidos de la dictadura argentina, ¿hubo algún garganta profunda?
¿Y en el Holocausto?

Anónimo dijo...

Cuando el asunto del GAL en España, ¿hubo algún Garganta Profunda? Sí, José Amedo (condenado por los tribunales) habló contra Felipe Gónzalez. Pero lo hizo sólo meses después de haber sido condenado.

Anónimo dijo...

Mirad aquí:

http://inciclopedia.wikia.com/wiki/Teor%C3%ADa_conspirativa#Extensi.C3.B3n_de_la_conspiranoia

S dijo...

HAGA SU PROPIA TEORÍA DE LA NO-CONSPIRACIÓN

Para refutar las teorías conspiratorias se pueden usar las siguientes medios:

Una forma de refutarlas serían usar argumentos racionales sobre la posible existencia o no de una conspiración determinada. Esto, sin embargo, tiene una serie de inconvenientes: a) eso de razonar es muy cansado. b) además hay que examinar todas las teorías conspiratorias una por una. Además, algunos escépticos le tienen aversión a usar razonamientos. c) Además algunas teorías conspiratorias no se pueden refutar racionalmente porque son verdaderas.

Por eso es mejor usar los métodos siguientes:

Use continuamente las palabras "paranoia", "conspiranoia", etc...

Haga burlas y sarcasmos (pero no razonamientos) sobre la teoría.

Aprenda a decir: "¡Ay que risa! ¡La CIA!". Practique hasta conseguir el tono de voz adecuado.

Haga una lista de las teorías conspiratorias más ridículas y compárelas con las teorías conspiratorias que quiera refutar.

Diga que todos los que creen en la teoría conspiratoria están locos. Dígalo aunque resulte que el 80 % de la población esté loca y los psiquiatras no lo hayan diagnosticado.

Por supuesto, nunca debe mencionar las teorías conspiratorias que han resultado ser ciertas. Si alguien menciona una conspiración que realmente ocurrió, niegue que fuese una conspiración. Si consigue cambiar el significado de las palabras con suficiente habilidad, tiene mucho ganado. Recuerde los dos principios siguientes:

Si es una conspiración, no ha ocurrido.
Si ha ocurrido, no es una conspiración.
Si sabe manejar adecuademente estos dos principios, podrá triunfar en las controversias.

Nunca mencione el significado jurídico de la palabra conspiración. Ya se sabe que los legisladores, profesores de Derecho Penal, jueces, fiscales y abogados son todos unos conspiranoicos.

En el peor de los casos, debe usted decir: Donde dije digo, digo Diego. "Pero si yo no he dicho nunca que no existan las conspiraciones."

S dijo...

El incendio de Roma no ha sido un internum laborem (trabajo interno). Conspiranoicus, que sois unos conspiranoicus.
— Nerón hablando sobre el incendio de Roma

Alemania no está konspiranden para invadir Polonia. Eso es una ridiculen teorien konspiratorien que solamente creen unos cuantos chifladen konspiranoiken.
— Adolf Hitler una semana antes de invadir Polonia

El Gobierno de España no tiene ninguna implicación en el asunto del GAL. No hay pruebas ni las habrá. Conspiranoicos, que sois todos unos conspiranoicos.
— Felipe Gónzalez cuando procesaron al policía José Amedo por su participación en el GAL

¿Qué en Auschwitz pasan cosas raras? Vamos, no seas conspiranoico.
— Un judío hablando con otro judío, cuando ambos están en el tren camino de Auschwitz

Las máquinas somos muy de fiar
— HAL 9000 en una de sus charlas con Dave

La muerte de Giacomo Matteotti no fue un Inside Job. Todas esas bobadas conspiratorias no tienen ningún fundamento. El movimiento por la verdad del 11 de junio (fecha de la muerte de Matteotti) sólo está formado por chiflados conspiranoicos.
— Benito Mussolini en el Parlamento en 1924 hablando sobre el asesinato de Matteotti

Las Madres de la Plaza de Mayo son todas unas chifladas conspiranoicas.
— Militar argentino hablando sobre los desaparecidos

Señor juez: no sea usted conspiranoico. ¿No se ha enterado de que las conspiraciones no existen?
— Abogado defensor de una persona acusada de conspiración

¡Soy inocente¡ ¡Soy inocente! El juez me ha condenado por conspiración. Y está completamente demostrado que no existen las conspiraciones. El juez es un conspiranoico.
— Uno de los muchos presos condenado por un Tribunal por conspiración.

¡Ay, que risa! ¡Claro, la CIA!
— Escéptico con sus "argumentos".
Y si la CIA de verdad nunca ha hecho nada, ¿para qué existe? ¡Qué forma más tonta tiene la Administración de EE UU de gastar el dinero!

¡Ay, que risa! ¡Claro, el KGB!
— Escéptico siguiendo con sus "argumentos".

¡Ay, que risa! ¡Claro, la Gestapo!
— Escéptico aleman con sus "argumentos".

Los conspiranoicos forman parte de una conspiración destinada a hacernos creer que existen las conspiraciones.
— Escéptico hablando de la conspiranoia

¿Una rebelión de militares? No seas conspiranoico, por favor.
— Un hombre hablando a otro el 16 de Julio de 1936 en España

¿Una rebelión de militares? No seas conspiranoico, por favor.
— Un hombre conversando con otro y citando a un español el 10 de Septiembre de 1973 en Chile