Editores de la región piden políticas públicas para el sector
La Nación
BOGOTA (EFE).- En el contexto iberoamericano, una industria editorial potente no sólo proporciona beneficios económicos, sino que puede funcionar como un impulso poderoso para reducir la brecha educativa y los desequilibrios sociales. Para eso, se necesitan políticas continentales que, por ejemplo, favorezcan la circulación de libros entre las fronteras.
Esa fue la conclusión central a la que llegó la II Acta Internacional de la Lengua Española, que reunió en Bogotá la semana pasada a editores y organismos vinculados con los derechos de autor de América latina y España, organizado por el Ministerio de Cultura de ese país. En el encuentro, se reclamó mayor atención al ámbito editorial, en sus aspectos culturales y económicos. Los editores advirtieron sobre deficiencias estructurales en esa industria y una relación complicada con los Estados. El sector editorial de Iberoamérica incluye 13.000 agentes editores que producen unas 127.000 novedades anuales y mantienen presentes 350.000 títulos.
Los derechos de autor, las nuevas tecnologías, la situación comercial y arancelaria, y las políticas públicas de apoyo al libro y lucha contra la piratería fueron los temas tratados.
La preocupación por el intervencionismo estatal en la política editorial fue uno de los asuntos centrales. El editor argentino Alejandro Katz apuntó a la creciente presencia de los estados como editores y las erráticas y poco transparentes políticas de compras públicas.
Se presentaron, sin embargo, casos dispares. En México, el Estado editor elabora masivamente textos escolares y, según se dijo, constriñe a la industria editorial. En Brasil, el sector editorial es muy potente, con una producción de 306 millones de libros en 2005. El Estado brasileño es el primer cliente, y adquiere el 40% de la producción.
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