Guatemala: mujeres con pocos espacios en la política
Carmen Esquivel
Guatemala, 6 sep (PL) Desde que hace 62 años se les otorgó por primera vez el derecho al voto, las mujeres guatemaltecas han conquistado espacios, pero su participación en la vida política sigue siendo para muchas féminas insuficiente.
Rigoberta Menchú: una sacudida al panorama electoral
Guatemala: largo camino en busca de la democracia
En la historia del país sólo dos féminas dirigieron el Congreso de la República y una encabezó el Organismo Judicial, sin embargo, ninguna ha sido electa presidenta o vicepresidenta de la nación.
A pesar de que representan la mayoría de la población (51 por ciento) en la actualidad sólo 14 tienen escaños en el Parlamento, que cuenta con 158 miembros, mientras que en las municipalidades hay apenas ocho alcaldesas de un total de 332.
Más difícil aún es la situación para las indígenas, pues tanto en las propuestas para el organismo legislativo como para los gobiernos municipales están al final de las planillas.
"Para nosotras se trata de vencer dos obstáculos, uno es la estructura patriarcal de las comunidades y el otro el racismo y la discriminación que sufrimos a nivel nacional", dijo a Prensa Latina Rosario Toj, de la Misión Indígena de Observación Electoral.
Fue en 1945, durante el gobierno revolucionario de Juan José Arévalo, que se otorgó el derecho al voto de las mujeres, aunque en esa ocasión se excluyó a las analfabetas. 20 años después, en 1965, se extendió a todas sin distinción.
A pesar de que Guatemala fue el primer país centroamericano en aprobar el sufragio femenino, hoy ocupa uno de los últimos lugares en participación de las mujeres en las instancias de dirección.
En la presente campaña, de los 29 mil 821 candidatos inscritos para disputar un puesto en los comicios del 9 de septiembre, sólo tres mil 762, es decir el 12,6 por ciento, son mujeres.
La cifra representa un ligero incremento con respecto a las elecciones de 2003, cuando la representatividad fue de 8,9 por ciento, pero todavía está muy lejos de la situación registrada en otros países de la región.
"Hay más candidatas, pero aún no hay una apertura plena para que las mujeres participen", dijo la dirigente Sandra Morán, y añadió que en los casos en los cuales se ha avanzado es porque se han peleado bastante esos espacios.
Walda Barrios, quien aspira hoy a la vicepresidencia de Guatemala, coincide en que hay más presencia femenina, tanto en las candidaturas como en el padrón electoral, pero todavía falta mucho.
En una entrevista concedida a Prensa Latina, Barrios señaló que el principal problema es la falta de documentación para empadronarse y el alto nivel de analfabetismo, sobre todo en el área rural.
No obstante, opinó que el hecho de que una activista femenina como ella aspire a la vicepresidencia y una líder indígena como Rigoberta Menchú esté postulada por primera vez a la presidencia, es un hecho histórico.
El panorama, sin embargo, no variará mucho en estos comicios ya que por el reducido número de nominadas y los lugares alejados en los listados, muy pocas serán electas y la mayoría de los puestos a nivel local y nacional serán ocupados por hombres.
Carmen Esquivel
Guatemala, 6 sep (PL) Desde que hace 62 años se les otorgó por primera vez el derecho al voto, las mujeres guatemaltecas han conquistado espacios, pero su participación en la vida política sigue siendo para muchas féminas insuficiente.
Rigoberta Menchú: una sacudida al panorama electoral
Guatemala: largo camino en busca de la democracia
En la historia del país sólo dos féminas dirigieron el Congreso de la República y una encabezó el Organismo Judicial, sin embargo, ninguna ha sido electa presidenta o vicepresidenta de la nación.
A pesar de que representan la mayoría de la población (51 por ciento) en la actualidad sólo 14 tienen escaños en el Parlamento, que cuenta con 158 miembros, mientras que en las municipalidades hay apenas ocho alcaldesas de un total de 332.
Más difícil aún es la situación para las indígenas, pues tanto en las propuestas para el organismo legislativo como para los gobiernos municipales están al final de las planillas.
"Para nosotras se trata de vencer dos obstáculos, uno es la estructura patriarcal de las comunidades y el otro el racismo y la discriminación que sufrimos a nivel nacional", dijo a Prensa Latina Rosario Toj, de la Misión Indígena de Observación Electoral.
Fue en 1945, durante el gobierno revolucionario de Juan José Arévalo, que se otorgó el derecho al voto de las mujeres, aunque en esa ocasión se excluyó a las analfabetas. 20 años después, en 1965, se extendió a todas sin distinción.
A pesar de que Guatemala fue el primer país centroamericano en aprobar el sufragio femenino, hoy ocupa uno de los últimos lugares en participación de las mujeres en las instancias de dirección.
En la presente campaña, de los 29 mil 821 candidatos inscritos para disputar un puesto en los comicios del 9 de septiembre, sólo tres mil 762, es decir el 12,6 por ciento, son mujeres.
La cifra representa un ligero incremento con respecto a las elecciones de 2003, cuando la representatividad fue de 8,9 por ciento, pero todavía está muy lejos de la situación registrada en otros países de la región.
"Hay más candidatas, pero aún no hay una apertura plena para que las mujeres participen", dijo la dirigente Sandra Morán, y añadió que en los casos en los cuales se ha avanzado es porque se han peleado bastante esos espacios.
Walda Barrios, quien aspira hoy a la vicepresidencia de Guatemala, coincide en que hay más presencia femenina, tanto en las candidaturas como en el padrón electoral, pero todavía falta mucho.
En una entrevista concedida a Prensa Latina, Barrios señaló que el principal problema es la falta de documentación para empadronarse y el alto nivel de analfabetismo, sobre todo en el área rural.
No obstante, opinó que el hecho de que una activista femenina como ella aspire a la vicepresidencia y una líder indígena como Rigoberta Menchú esté postulada por primera vez a la presidencia, es un hecho histórico.
El panorama, sin embargo, no variará mucho en estos comicios ya que por el reducido número de nominadas y los lugares alejados en los listados, muy pocas serán electas y la mayoría de los puestos a nivel local y nacional serán ocupados por hombres.
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