UN AÑO DESPUES DEL LEVANTAMIENTO POPULAR EN LA CIUDAD MEXICANA
La bronca en Oaxaca sigue latente
La bronca en Oaxaca sigue latente
Página/12 volvió a la capital del estado de Oaxaca, donde se alzó una espontánea lucha social que duró más de seis meses y fue reprimida por el aparato del PRI. La Asamblea Popular de los Pueblos (APPO) está fragmentada y Ulises Ruiz Ortiz sigue como gobernador.
Por Lucía Alvarez y Diego González desde Oaxaca para Página 12
El encuentro era en la colonia Santa Lucía, a dos cuadras de lo que se conoció como la barricada Calicanto, sitio que pasó a las páginas de la historia oaxaqueña después del asesinato del periodista estadounidense Brad Will. Las pintadas, ya de las pocas que se encuentran en la ciudad, lo confirmaban: “La resistencia sigue con Bradley”, “Oaxaca de Juárez está con la APPO (Asamblea popular de los pueblos de Oaxaca)”, “viva la lucha popular”. Estos grafitti, sin embargo, no eran acordes con las precauciones que por allí se percibían: una serie de preguntas antes de abrir las puertas, conversaciones en voz baja y la mirada atenta mostraban los ánimos que por esos días acompañaban a los activistas de la CIPO, Coordinadora Indígena de los Pueblos de Oaxaca, con sede en este lugar. Tortillas con quesillo de por medio, la entrevista había comenzado hacía apenas unos minutos cuando de repente se vio interrumpida por la voz de una “compa”: “Miguel, es urgente, en la puerta de la casa de Luz está de nuevo la policía, pero esta vez el auto no tiene placas y están de civil. Tiene mucho miedo”.
Son los resabios de lo que fue una lucha popular de magnitudes extraordinarias que duró más de seis meses y que, acorralada, continúa hasta la actualidad. Todo un estado levantado en contra de su gobernador, Ulises Ruiz Ortiz (URO), y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que lo sostiene. Hoy, a un año del 14 de junio, día en que se inicia la insurrección con el desalojo fallido del plantón magisterial en el Zócalo de la ciudad, el hostigamiento que sufre Luz es una de las expresiones más cotidianas: “Vienen todas las semanas, se quedan un par de horas, toman fotografías, hacen que leen el diario y luego se van. Esta es la primera vez que se estacionan frente a mi casa. Me buscan por mi participación en la barricada de Cinco Señores (la última en caer y uno de los bastiones más intransigentes del movimiento) y por haber estado, desde el principio, apoyando la lucha”, comentaba ella, nerviosa pero segura, mientras su madre barría el patio y su hijo correteaba por los pasillos. Los policías se fueron, tras la amenaza, luego de tomarle fotografías, de “rompernos la cámara”.
Son los resabios de lo que fue una lucha popular de magnitudes extraordinarias que duró más de seis meses y que, acorralada, continúa hasta la actualidad. Todo un estado levantado en contra de su gobernador, Ulises Ruiz Ortiz (URO), y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que lo sostiene. Hoy, a un año del 14 de junio, día en que se inicia la insurrección con el desalojo fallido del plantón magisterial en el Zócalo de la ciudad, el hostigamiento que sufre Luz es una de las expresiones más cotidianas: “Vienen todas las semanas, se quedan un par de horas, toman fotografías, hacen que leen el diario y luego se van. Esta es la primera vez que se estacionan frente a mi casa. Me buscan por mi participación en la barricada de Cinco Señores (la última en caer y uno de los bastiones más intransigentes del movimiento) y por haber estado, desde el principio, apoyando la lucha”, comentaba ella, nerviosa pero segura, mientras su madre barría el patio y su hijo correteaba por los pasillos. Los policías se fueron, tras la amenaza, luego de tomarle fotografías, de “rompernos la cámara”.
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