martes, 9 de octubre de 2007

VON WERNICH, PRIMER CONDENADO DE LA IGLESIA CATÓLICA ARGENTINA

Para hacer más liviano el trabajo al tribunal del Juicio Final
El Tribunal Oral Federal 1 (TOF 1) de La Plata condenó hoy a reclusión perpetua "en el marco del genocidio" al ex capellán de la Policía bonaerense, Christian Von Wernich, por siete crímenes, privaciones ilegales de la libertad y torturas cometidas durante la última dictadura.
Von Wernich, se convirtió hoy en el primer sacerdote de la iglesia católica argentina condenado por delitos de lesa humanidad "en el marco del genocidio" ocurrido en el país entre 1976 y 1983, según lo encuadró el tribunal al leer el veredicto y cuyos fundamentos los dará a conocer el próximo 1 de noviembre.
El TOF 1, integrado por Carlos Rozanski, José Isaurralde y Norberto Lorenzo, le aplicó al sacerdote la misma pena con la que el año pasado castigó al ex Director de Investigaciones de la Policía bonaerense, Miguel Etchecolatz, también por homicidios y torturas cometidos en la dictadura.
En el veredicto, además de inhabilitar en forma absoluta y perpetua al ex capellán, los jueces resolvieron que la pena debe cumplirla en una cárcel común, es decir en la Unidad Federal 2 de Marcos Paz en la que se encontraba alojado actualmente.
En el veredicto, el Tribunal atribuyó al ex capellán una participación activa en los centros clandestinos de detención del denominado circuito Camps y le imputó la coautoría en 7 casos de homicidios triplemente calificados, 42 casos de privacion ilegales de la libertad y 31 de tormentos, hechos por los que había sido acusado.
De acuerdo a la postura del Tribunal, tras más de tres meses de audiencias orales, se pudo probar que Von Wernich fue coautor del homicidio del denominado "grupo de los 7", detenidos que estuvieron alojados en la Brigada de Investigaciones de La Plata y fueron asesinado cuando eran trasladados bajo la promesa de que saldrían del país.
Se trata de los casos de Domingo Moncalvillo, Cecilia Idiart, María Magdalena y Pablo Mainer, Liliana Galarza, Nilda Susana Salomone y María del Carmen Morettini, caso éste último que generó diferencias ayer con la fiscalía que se abstuvo de acusarlo por ese crimen.
En los minutos que le llevó a Rozanski leer el veredicto, Von Wernich se mantuvo inmutable frente al blindex especialmente colocado para evitar cualquier tipo de agresión que pudiera venir del público presente.
Vestido con el cuello sacerdotal, protegido con un chaleco antibala y fuertemente custodiado por efectivos del Servicio Penitenciario federal, el ex capellán escuchó el veredicto acompañado sólo por uno de sus abogados defensores, el letrado Marcelo Peña.
Tras la lectura del veredicto, el sacerdote fue rápidamemnte sacado del recinto, en el medio de los festejos del público que ingresó a la sala que estalló en abrazos y llantos y levantó pañuelos blancos en reclamo de la aparición de Jorge Julio López, el testigo del caso Etchecolatz desaparecido desde hace más de un año.
Horas antes de conocerse el veredicto, Von Wernich hizo uso de su derecho a pronunciar las últimas palabras y en una breve intervención cuestionó a las víctimas y testigos que declararon en su contra en el juicio, aseguró que el "fin no justifica los medios" y reclamó que para llegar a la verdad "se debe hacer con paz".
Von Wernich también citó al cardenal Jorge Bergoglio al señalar que éste, el último domingo, dijo que "quien impide reconciliarnos, es el demonio".
El sacerdote, que se negó a declarar durante todo el juicio y no estuvo presente en la mayoría de las audiencias, sólo pidió presenciar el testimonio del ex detenido Luis Velazco, el 27 de agosto pasado.
En esa oportunidad, Von Wernich intentó desacreditar ese testimonio y lo acusó frente al Tribunal de haber pertenecido al Batallón 601 de Inteligencia del Ejército.
"El hombre que quiere reconciliarse con el hombre y con Dios necesita paz, sino tiene paz va a obrar por un corazón herido, por un corazón lamentablemente lleno de problemas y de circunstancias negativas", sostuvo.
El cura citó a la Biblia en donde dice que "testigo falso es el demonio, porque está en la mentira, no está en la verdad, están preñados de malicia, concibiendo a la maldad y dando a luz la mentira".
Explicó que "estos corazones son los que tenemos que tratar de erradicar en el hombre" y agregó que el sacramento de la confesión o de la reconciliación "le da la oportunidad al hombre de hacerlo y a nosotros los sacerdotes de la iglesia la oportunidad de administrarlo y compartirlo".
Von Wernich aseguró que "ningún sacerdote de la Iglesia Católica Apóstolica Romana violó ese sacramento a lo largo de los dos mil años de historia o lo usufructuó para fines no determinados que es devolver al hombre la paz, sanar ese corazón herido y reconciliarlo con Dios".
"El fin no justifica los medios y si queremos llegar a la verdad hagámoslo con paz, con reconciliación, porque un corazón preñado de malicia es un corazon que no entiende lo que Dios quiere", dijo en lo que se interpretó como crítica a quienes declararon en su contra.
Durante su exposición ante el Tribunal, Von Wernich hizo referencia también al crucifijo ubicado detrás del estrado de los jueces y señaló que "ahí está Cristo" y tras preguntarse por qué estuvo ahi, se contestó: "tuvo un juicio apoyado por el pueblo que le pidió que lo crucificara".
Sin embargo, el sacerdote agregó que "luego resucitó y lo primero que hizo fue aparecérsele a los apóstoles y les dijo 'la paz esté con ustedes', porque la paz trae al corazón del hombre la oportunidad de pensar libremente y quita todo aquello que molesta".
En la última audiencia de alegatos, la defensa del sacerdote pidió su absolución por el beneficio de la duda e intentó desacreditar a los testigos de la acusación.
La estrategia de la defensa, integrada por Juan Martín Cerolini y Marcelo Peña, consistió en poner en duda todas las pruebas y testimonios reunidos, además de sugerir un supuesto prejuzgamiento condicionado por la política de derechos humanos del gobierno del presidente Néstor Kirchner.
Buscó desacreditar las denuncias contra Von Wernich formuladas por la periodista Adelina Moncalvillo, hermana de Domingo, uno de los siete asesinados, quien, afirmó, antes de morir "sí participaba en las sesiones de tortura, como dijo el testigo José Llantada".
También rechazó el valor probatorio de la declaración del policía Julio Emmed ante la CONADEP, en el sentido de que Von Wernich presenció los homicidios de algunos de los jóvenes del Grupo de los Siete, porque "el testigo rectificó luego".
La defensa cuestionó además la declaración de Héctor Timerman, quien señaló al ex capellán policial como uno de los torturadores de su padre, el periodista Jacobo Timerman.
"Este juicio viola el principio de igualdad ante la ley, como los de Nremberg y Tokio", que sirvieron en la segunda posguerra mundial del siglo XX para condenar a jerarcas nazis, interpretó Cerolini.
El defensor dedicó una parte de su alegato a sugerir que un fallo contra Von Wernich podía estar condicionado o implicar prejuzgamiento por el hecho de que "el Presidente (Néstor Kirchner) haya exigido una condena ejemplificadora".

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