jueves, 5 de julio de 2007

JUICIO AL CAPELLÁN ASESINO DE LA ÚLTIMA DICTADURA

Hoy comienza el juicio al cura acusado de participar en sesiones de tortura durante la última sangrienta dictadura militar. En este contexto el ministro del interior Anibal Fernadez reafirmó hoy que el estado garantiza la seguridad de todos los testigos y en especial la de los que acudan al juicio al ex capellan Von Wernich.

Algunos testigos tiene un plus, sus nombres: Héctor Timerman (hijo de Jacobo), Adolfo Pérez Esquivel y el obispo Miguel Heysane son algunos de los declarantes en el juicio del ex capellán de la policía bonaerense.

El sacerdote, confesor del tristemente célebre genocida Ramón Camps, responde por 7 homicidios y mas de 40 casos de privación ilegítima de la libertad.

La ley 25.764 determina que los testigos gozarán de "custodia personal o domiciliaria, alojamiento temporario en lugares reservados, cambio de domicilio, asistencia para trámites o en la reinserción laboral y suministro de documentación nueva".

En los aledaños al Tribunal Federal de La Plata habrá vallado perimetral, detector de metales y cámaras de minitoreo continuo para observar el ingreso y egreso de personas. además de proceder a un control de identidad. Según Perfil la fiscalía unificó dos causas que se siguen contra el ex integrante de la iglesia y consideró muchísimos testimonios recibidos en el Juicio por la Verdad que desde 1998 se sigue en La Plata y otros que se hicieron frente a la Conadep, en ellos el ex capellán es señalado como partícipe de torturas, homicidios y sustracciones de bebés. Esos testimonios, determinarían que Von Wernich fue visto en los centros clandestinos de detención que funcionaron en la comisaría quinta de La Plata, la Brigada de Investigaciones de La Plata y el "Puesto Vasco", en Quilmes. El sacerdote dialogaba con los detenidos ilegales y trataba de quebrarlos anímicamente y procurar información que luego transmitía a las fuerzas de seguridad.

Recuerdo ahora un testimonio del libro "Ese Infierno" en dónde un ex detenida de la ESMA narraba como su torturador rezaba el Ave María con mayor fervor que ella, mientras ocupaban roles bien distintos: la víctima rezando para no quebrarse y soportar la tortura y el victimario en éxtasis místico por el sublime encanto del horror.

Ningúna institución está libre de la demencia de sus integrantes. Y todas y cada una de ellas reproducen en mayor o menor escala a toda la estructura social. Así como la mera existencia de Hitler no justifica el nazismo, el desorden de la Argentina violenta de los 70 no justifica el exterminio ni la connivencia pasiva y muda de quienes deseaban un orden que a la postre resultó muy costoso.

Tan costoso que aún, después de 31 años, las heridas sangran, las causas se reabrieron y seguimos pidiendo justicia.

¿Y Julio López? ¿Nadie advirtió que había que protegerlo? ¿Dónde está? ¿Quién se llevo al desaparecido de la democracia? Celebro que se hayan tomado medidas de protección de testigos y condeno la subestimación de los aparatos de represión que siguen operando desde las sombras. Recuerdo también la exhortación de Etchecolatz en su juicio: sólo respondo a la justicia de Dios. ¿Será el mismo Dios al que respondía Von Wernich cuando torturaba a los detenidos? ¿Quién es el Dios de estos asesinos?

Hay mucho por hacer: encarcelar a los homicidas, apropiadores de niños y de la propiedad de todos los que eran secuestrados. Pero todavía hay muchos ciudadanos que creen de buena fe en las promesas de orden sin adveritr que ellas mismas son la trampa del desorden en que las insituciones dejan de funcionar, hace días recordamos una frase de un intelectual lúcido de este país, Nicolás Casullo aseveró: "la derecha en la Argentina siempre fue criminal". Comparto en un todo esa sentencia.

Los que no fueron capaces de proteger a López deben ser ahora capaces de encontrarlo y bregar para que no falte ningún testimonio sino el miedo otra vez habrá ganado la partida.

Por Emma Funes

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