viernes, 29 de febrero de 2008

LA VIOLENCIA DE GÉNERO NO SE NEGOCIA II

Mediación?
Golpes de una reforma malhecha

DORA VILLALOBOS MENDOZA/CIMAC(Segunda y última parte)
En un estado emblemático por los casos de feminicidio en Ciudad Juárez y con un sistema de justicia penal donde interviene la mediación, la negociación y la conciliación, una de cada cinco mujeres es agredida por su pareja, ya sea física, psicológica, sexual o económicamente, según encuestas que han realizado la Secretaría de Salud y el Instituto Nacional de las Mujeres.

De acuerdo con denuncias de ONG de mujeres en la entidad la mediación, negociación y conciliación, no ha resuelto el problema sino “lo empeoran”, razón por la que, luego de una presión mediática, la mediación ya no se aplica en el Centro de Justicia Alternativa (CJA) cuando hay violencia de género.

Ya que, como señala Rossina Uranga, psicoterapeuta especializada en el tema, un principio básico de la justicia alternativa es la equidad, es decir, que las partes estén en igualdad de condiciones para poder negociar y llegar a acuerdos que los beneficien.

En Chihuahua, las mujeres acuden a todas las vías legales para denunciar la violencia que sufren por parte de sus parejas, entre ellas la económica.

En el 2006, los juzgados penales en la capital de esta entidad federativa consignaron a 47 hombres por incumplimiento de las obligaciones. Además, ese mismo año los juzgados familiares atendieron 826 juicios sumarios de alimentos.

Claudia Patricia Corral, jueza Tercera de lo Familiar, explica que la mayoría de los hombres sometidos a juicio sumario de alimentos son divorciados que incumplen el convenio que firmaron comprometiéndose a otorgar parte de su ingreso para el sostenimiento de sus hijas e hijos.

Cuando una pareja se divorcia, ya sea de manera voluntaria o por la vía contenciosa, firma un convenio en el que se establece de manera específica la aportación que el padre de familia debe hacer para el sustento de las y los hijos, detalla la jueza.

En teoría, ese convenio tendría que ser suficiente para que los hombres cumplan su compromiso, porque se trata de un documento legal, cuyo desacato implica sanciones, indica.

Sin embargo, la mayoría de los hombres que se divorcian incumple ese convenio, por eso las mujeres entablan juicios sumarios de alimentos, expone.

Aclara que no sólo las mujeres divorciadas pueden iniciar este tipo de juicios. También las que están casadas y las que viven en unión libre con sus parejas.


SIN LAZO AFECTIVO CON HIJAS E HIJOS

Hay hombres que piensan que porque no hay matrimonio de por medio pueden abandonar a sus hijas e hijos sin ayudar en su sostenimiento y no es así, en estos casos también procede el juicio sumario de alimentos, puntualiza Claudia Patricia Corral.

Dice que aunque son los menos, también hay hombres que, aun viviendo con su esposa y sus hijos, no aportan para su sostén y ellos también pueden ser enjuiciados.

El problema que la jueza ve es que la mayoría de los hombres se las ingenia para evadir su responsabilidad. Comenta que muchos incluso renuncian a sus trabajos con tal de no otorgar parte de su salario a sus hijas e hijos y otros hasta se van del país para evadir la ley.

La psicoterapeuta Rossina Uranga dice que este comportamiento de los hombres es el resultado de la estructura social machista.

“Los hombres no hacen un lazo afectivo fuerte con sus hijos, por eso se les facilita abandonarlos en todos los sentidos, tanto física como económicamente”, explica.

El sistema machista exige que sean las mamás quienes atiendan a las y los hijos, desde que nacen hasta que se casan, por eso desarrollan un lazo emocional indestructible, indica.

Con este esquema, los papás se acercan poco: no les cambian el pañal, no les dan el biberón, no los bañan, no los consuelan cuando lloran, no los atienden cuando se enferman, no van por ellas y ellos a la escuela, no platican cuando son adolescentes, ni regañan cuando cometen errores, detalla.

“La mayoría de los padres tienen escasa relación con sus hijos, por eso no entablan con ellos un lazo afectivo fuerte y se les facilita abandonarlos cuando hay separación conyugal”, señala.

Los hombres no entienden que una cosa es separarse de su pareja y otra de sus hijas e hijos, con quienes tienen una responsabilidad de por vida, apunta.


DESIGUALDAD

El Instituto Chihuahuense de la Mujer (Ichimu) atendió ocho mil mujeres víctimas de violencia en la entidad el año pasado, un promedio de 22 casos diarios.

Luisa Camberos, directora del Ichimu, especifica que se trata de violencia física, psicológica, sexual y económica.

Es innegable el reconocimiento de la desigualdad existente entre hombres y mujeres; infinidad de estudios y datos evidencian las formas desiguales en que mujeres y hombres se apropian del desarrollo y las consecuencias de esta apropiación desigual en sus vidas, indica la directora del Ichimu.

La funcionaria resalta la necesidad de mejorar la forma de incorporación, tanto en relación a la posición que las mujeres ocupan por su estrato socioeconómico, como en relación al papel que la cultura les asigna por el hecho de ser mujeres.

“No es posible alcanzar el desarrollo más allá del crecimiento económico si no se mejora la situación y la posición de las mujeres”, argumenta.

El trabajo que realiza el instituto para institucionalizar la perspectiva de género se enfoca en dos frentes: la modificación de los actuales estereotipos de género y de las relaciones sociales derivadas de éstos y la incorporación del tema en todos los ámbitos del Gobierno estatal y municipal.


VIOLENCIA DE GÉNERO

Para la Secretaría de Salud, la violencia de género es un problema que incumbe a toda la sociedad, por múltiples razones: por el impacto que tiene sobre la salud y sobre el desarrollo social del Estado y del país y porque una mínima conciencia de justicia social así lo demanda.

Además, está vinculada a la violencia social, múltiples estudios han demostrado que un número importante de delincuentes son personas que han vivido en el seno de familias violentas y que la agresión se reproduce de generación en generación.

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