El vómito como síntoma
por Daniel LInk en Pérfil
Es nuestro país, el reclamo de “calidad institucional” aparece en todos los registros, con una carga metafísica la mayoría de las veces incomprensible, sobre todo porque se enarbolan (se gritan) los qualia precisamente allí donde más despreocupación parece haber en relación con ellos. Se presupone una corrupción generalizada del sistema democrático. ¿Será realmente así, o habría que ponerse a deplorar la estupidez y la ignorancia? ¿No seremos las víctimas sacrificiales de un proceso de cosificación o animalización sin precedentes en la historia.
Por Daniel Link 20.09.2008 00:14
Es nuestro país, el reclamo de “calidad institucional” aparece en todos los registros, con una carga metafísica la mayoría de las veces incomprensible, sobre todo porque se enarbolan (se gritan) los qualia precisamente allí donde más despreocupación parece haber en relación con ellos. Se presupone una corrupción generalizada del sistema democrático. ¿Será realmente así, o habría que ponerse a deplorar la estupidez y la ignorancia? ¿No seremos las víctimas sacrificiales de un proceso de cosificación o animalización sin precedentes en la historia? Hace unos días, el Dr. Noé Jitrik publicó una carta abierta en relación con un concurso para la provisión de uno de los más altos cargos docentes en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, procedimiento administrativo que ha despertado la curiosidad y la alarma de la comunidad académica (ese mundillo de doctos doctores). A diferencia del Dr. Jitrik (cuya carta puede leerse en Internet bajo la marca “concurso-catedra-de-literatura-latinoamericana-ii”) , no estoy en condiciones de evaluar a los participantes (ni sus antecedentes ni su desempeño) de esta comedia de enredos que culminó con la emisión (en este caso habría que llamar emesis: expulsión violenta y espasmódica del contenido del estómago a través de la boca) de un dictamen insostenible. El jurado, entre quienes estaba la segunda autoridad administrativa de la Facultad de Filosofía y Letras, resolvió, por unanimidad, designar a un aspirante y no a otro, en abierta violación del aparato jurídico, que reserva la efectiva “designación” del candidato (recomendado por el Jurado) al Consejo Superior de la Universidad. El caso es un ejemplo de la inextricable maraña de corrupción, estupidez e ignorancia que tanto nos preocupa: personas que gobiernan sin tener idea de los mecanismos de gobierno, personas que confunden gobierno con ejercicio arbitrario del poder, personas que confunden el ejercicio del poder público con la obtención de un beneficio particular o un rédito político. La emesis, el vómito, como síntoma.
Es nuestro país, el reclamo de “calidad institucional” aparece en todos los registros, con una carga metafísica la mayoría de las veces incomprensible, sobre todo porque se enarbolan (se gritan) los qualia precisamente allí donde más despreocupación parece haber en relación con ellos. Se presupone una corrupción generalizada del sistema democrático. ¿Será realmente así, o habría que ponerse a deplorar la estupidez y la ignorancia? ¿No seremos las víctimas sacrificiales de un proceso de cosificación o animalización sin precedentes en la historia.
Por Daniel Link 20.09.2008 00:14
Es nuestro país, el reclamo de “calidad institucional” aparece en todos los registros, con una carga metafísica la mayoría de las veces incomprensible, sobre todo porque se enarbolan (se gritan) los qualia precisamente allí donde más despreocupación parece haber en relación con ellos. Se presupone una corrupción generalizada del sistema democrático. ¿Será realmente así, o habría que ponerse a deplorar la estupidez y la ignorancia? ¿No seremos las víctimas sacrificiales de un proceso de cosificación o animalización sin precedentes en la historia? Hace unos días, el Dr. Noé Jitrik publicó una carta abierta en relación con un concurso para la provisión de uno de los más altos cargos docentes en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, procedimiento administrativo que ha despertado la curiosidad y la alarma de la comunidad académica (ese mundillo de doctos doctores). A diferencia del Dr. Jitrik (cuya carta puede leerse en Internet bajo la marca “concurso-catedra-de-literatura-latinoamericana-ii”) , no estoy en condiciones de evaluar a los participantes (ni sus antecedentes ni su desempeño) de esta comedia de enredos que culminó con la emisión (en este caso habría que llamar emesis: expulsión violenta y espasmódica del contenido del estómago a través de la boca) de un dictamen insostenible. El jurado, entre quienes estaba la segunda autoridad administrativa de la Facultad de Filosofía y Letras, resolvió, por unanimidad, designar a un aspirante y no a otro, en abierta violación del aparato jurídico, que reserva la efectiva “designación” del candidato (recomendado por el Jurado) al Consejo Superior de la Universidad. El caso es un ejemplo de la inextricable maraña de corrupción, estupidez e ignorancia que tanto nos preocupa: personas que gobiernan sin tener idea de los mecanismos de gobierno, personas que confunden gobierno con ejercicio arbitrario del poder, personas que confunden el ejercicio del poder público con la obtención de un beneficio particular o un rédito político. La emesis, el vómito, como síntoma.
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