lunes, 28 de mayo de 2007

Ensayo, lo nuevo

Por Juan Pablo Bertazza para Radar Libros

Historia nacional de la infamia
¿Fueron los años '30 la clausura de las experiencias de vanguardia de los años '20? ¿Por qué se suicidaban los escritores? ¿Es verdad que la ficción cedió su lugar al ensayo? Un nuevo volumen de la colección de Literatura del siglo XX dirigida por David Viñas busca respuestas a estos interrogantes.

“Verás que todo es mentira, verás que nada es amor”; por ahí cerca anda lo que fue la banda sonora de la oscura década del treinta en nuestro país. Pero más allá del derrocamiento y la muerte de Yrigoyen, hay un dato tan concreto como revelador: tan sólo en 1933 (año del entierro de Yrigoyen) hubo 489 suicidios.
El volumen La década infame y los escritores suicidas, de la colección Literatura argentina siglo XX dirigida por David Viñas, se propone dar vuelta por todos lados esa caja de Pandora que es la literatura, aparentemente tan gris, reprimida y melancólica como su época, para interrogarla con el descaro de las preguntas que se hacen, en forma privada, una vez finalizada la clase y con el objetivo de arrancarle respuestas luminosas.

La referencia fúnebre del título –que se amplía con un análisis sobre la espectacularización de los entierros y otro estudio sobre la mansa aceptación por parte del público de los suicidios “romántico-decadentes” de Alfonsina Storni, Leopoldo Lugones y Horacio Quiroga-; se corresponde con un difundido prejuicio crítico según el cual la escritura de aquellos años, golpeada por el primer golpe militar de nuestra historia, se encerró en el ensayo estancando el motor de la ficción. Este libro llega para poner en cuestión aquel diagnóstico apurado.
En clave, entonces, con el complejo siglo veinte cambalache, en este volumen conviven los artículos de intelectuales de renombre como David Viñas y Horacio González con artículos de una nueva generación de críticos; al mismo tiempo que se incluye “material vivo” como, por ejemplo, el decreto de creación de la Academia Argentina de Letras y un descargo de la revista Sur contra los responsables del Premio Nacional de Literatura que no le concedieron a Borges ningún premio por El jardín de los senderos que se bifurcan.

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